martes, 3 de julio de 2012

Sobre una almendra roja


almendra roja, descascarada



El interior del carro
olía como el cine de mi infancia:
asientos de cuero   ceniza clandestina:
detalles de lo provisorio que no molestan.
Allí subimos 
a hacer más breve una distancia
que merecía eternidad
pues éramos felices,
lo repito de nuevo.
Desde Neptuno a Línea
una almendra roja   descascarada
bajaba y subía por inercia.
Era la hora crítica en que la muchedumbre
intenta a toda costa
regresar a los sitios del consuelo
y el cielo es espejo horizontal
donde manchas de pájaros nos imitan
sin violencia.
 La hora de la zozobra exceptuando a nosotros
que debimos haberla caminado.


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