almendra roja, descascarada |
El interior del carro
olía como el cine de mi infancia:
asientos de cuero
ceniza clandestina:
detalles de lo provisorio que no molestan.
Allí subimos
a hacer más breve una distancia
que merecía eternidad
pues éramos felices,
lo repito de nuevo.
Desde Neptuno a Línea
una almendra roja descascarada
bajaba y subía por inercia.
Era la hora crítica en que la muchedumbre
intenta a toda costa
regresar a los sitios del consuelo
y el cielo es espejo horizontal
donde manchas de pájaros nos imitan
sin violencia.
La hora de la zozobra
exceptuando a nosotros
que debimos haberla caminado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario